Anorexia y familias psicosomáticas

Escrito por  03 Abr 2018

La voz perdida, el mito de la unidad familiar y el fantasma de la ruptura.

Vaya por delante, antes incluso de empezar este post, mi postura acerca del papel de la familia en el tratamiento de una persona con un trastorno alimentario:

 

La familia tiene un papel fundamental en la recuperación de las personas con TCA, son una pieza clave en la solución.

 

Soy terapeuta familiar por vocación y por convicción, creo firmemente que la familia es uno de los principales recursos con los que contamos en terapia y que por tanto deberíamos atenderles, escucharles, implicarles y cuidarles desde el primer momento.

 

Este cuidado a la familia empieza desde el mismo instante en que les recibimos en la sala de espera; una sonrisa o un gesto cálido marcan la diferencia para quienes se sienten perdidos, impotentes, cansados… para quienes están pasando por una montaña rusa emocional acompañando a su hijo/a en tanto dolor.

 

El siguiente paso, una vez en consulta es escucharles, desde una posición curiosa y empática, nunca desde el juicio y la crítica. Realizaremos ese acercamiento desde una postura compasiva, teniendo en mente las circunstancias que han llevado a que la familia haga las cosas de esa forma:

 

No estamos aquí para buscar culpables, sino para entenderles y desde ahí acompañarles a encontrar soluciones.

 

Sabemos que hay factores familiares que pueden funcionar como predisponentes de un TCA, y necesitamos entender cuáles son las dinámicas familiares que han podido favorecer la aparición del síntoma para poder ayudarles mejor. Si hay aspectos familiares disfuncionales es fundamental abordarlos en consulta, ya que si sólo se atiende al síntoma de la paciente, y no se abordan los cambios familiares necesarios, es posible que el síntoma reaparezca o migre a otro miembro de la familia. De hecho, no es infrecuente encontrar síntomas de anorexia nerviosa que se dan primero en una hermana y después en otra.

 

Hoy voy a hablaros de algunas características familiares que encontramos con frecuencia en las familias de personas con trastornos alimentarios. Salvador Minuchin, que nos dejó hace unos meses dejando un enorme vacío para todos los terapeutas familiares, las llamó “familias psicosomáticas”.

 

Minuchin define este tipo de familias a partir de cuatro características:

 

  • Aglutinamiento: Los miembros de la familia están superinvolucrados recíprocamente, manifestando tendencias intrusivas en los pensamientos, sentimientos, acciones y comunicaciones de los otros. La autonomía y la privacidad son escasas y los límites generacionales e interindividuales son débiles. Minuchin las definió como “familias de puertas abiertas”

 

En consulta esto podemos verlo de forma relativamente sencilla cuando en las primeras entrevistas los padres hablan por boca de la persona que tiene el problema. Onnis habla de esto con una expresión que me parece impecable, lo llama “la voz perdida”, aludiendo al problema de autonomía e individuación.

 

  • Sobreprotección: Alto grado de preocupación parental por el bienestar de sus miembros, los padres sobreprotegen, dificultando la autonomía de los hijos.

Cuadro familias psicosomáticas.jpg

  • Rigidez: Característica familiar por la cual la familia no se adapta a los cambios, siendo por tanto, más vulnerables a los acontecimientos externos y dificultando el desarrollo normal de sus miembros. Esto produce estancamientos del ciclo vital familiar. Recordemos que la adolescencia es una edad frecuente de inicio de los TCA, justo cuando la familia tiene que adaptarse a enormes cambios

 

  • Evitación de conflictos: En estas familias, el umbral de tolerancia a los afectos negativos es generalmente muy bajo, por lo que se tiende a negar la existencia de problemas, y éstos se quedan sin resolver. Esto se convierte en un problema a medio y/o largo plazo, ya que en la medida en que los conflictos no se explicitan ni se resuelven, la agresividad y el rencor contenidos empiezan a formarse bajo la capa de “aparente normalidad”. La rabia y agresividad contenidas, terminan manifestándose por canales indirectos, como por ejemplo el síntoma.

 

La evitación del conflicto puede darse de tres formas distintas:

 

  1. No se nombra el conflicto
  2. El conflicto se abre, pero se intenta tapar pronto
  3. El conflicto se abre, pero no se termina de resolver

 

Detrás de estas formas de evitación del conflicto, se encuentra lo que Luigi Onnis llama “Mito de la unidad familiar”: según este mito, la familia se siente “obligada” a dar una imagen de perfecta armonía, aunque detrás de esta aparencia se esconde una auténtica fobia a la discusión. En el otro lado de la moneda se encuentra el “fantasma de ruptura”: la familia teme, por encima de todas las cosas, su desintegración, la separación y el distanciamiento. Existe un elevado temor a cualquier movimiento de autonomía o distanciamiento. Estos fantasmas de ruptura se explican con frecuencia por alguna historia en las familias de origen de duelos no elaborados, abandonos, separaciones… etc. 

 

No se han elaborado correctamente las pérdidas, lo que hace que los movimientos naturales de individuación se vivan con angustia de separación.

 

En el caso de los trastornos alimentarios, la evitación familiar puede ser un factor predisponente, pero también un factor mantenedor: en ocasiones se niega el problema y esto impide poner en marcha estrategias para resolverlo, en otras ocasiones cuando la gravedad impide la negación, se aborda pero no se aplican las estrategias adecuadas de resolución de síntoma.

 

Otra característica que vemos frecuentemente en estas familias y del que habla Onnis en sus libros (referenciados al final del blog) es la involucración de los hijos en los conflictos parentales.

 

  • Involucración del niño en el conflicto parental: Si los padres tienen problemas entre ellos y éstos no se resuelven, se crea un espacio para las triangulaciones, es decir que los hijos entren a formar parte de las dinámicas de la pareja de padres, colocándose en una posición estructural anómala, parentalizada y por tanto,

 

¿Cuáles son las formas de triangulación más frecuentes?

 

Triangulación: cada uno de los cónyuges le pide al hijo/a que se alíe contra el otro.

 

Coalición estable: el hijo/a permanece aliado a uno de los progenitores contra el otro.

 

Desviación o rodeo: consiste en un acuerdo de los padres en la preocupación de los síntomas del hijo/a, bien para controlarlo porque es “malo” o bien para protegerlo porque está “enfermo”. El TCA une a la familia, da a los padres una preocupación y una meta comunes.

 

Para concluir, nada mejor que dejaros con unas palabras de Onnis que resumen a la perfección los aspectos que he tratado en este post:

 

“La paciente reemplaza la voz perdida con el síntoma, porque el área de la comida y el rechazo al alimento en una familia en la que no se permiten espacios propios, es la única área de autonomía que le queda. Al mismo tiempo se encierra en la prisión de la enfermedad y reclama sobre sí la preocupación de los padres, colocándose en medio de ellos y liberándolos del problema de encontrar voz para afrontar directamente sus dificultades” (Onnis, 1990)

 

Nota Final

 

Aunque este post está dirigido a estudiantes y profesionales, quizá seas un familiar de alguien con un trastorno alimentario y leyendo sobre este tema has identificado algunos aspectos que se dan en tu familia. Sé que es difícil hablar de todo esto, que a veces puede dar vergüenza, o puede generar sentimientos de culpa, pero es muy importante que hables de ello con el equipo terapéutico de tu hijo/a para que puedan ayudaros a todos a salir del lugar oscuro  en el que estáis ahora, y a CRECER como individuos y como familia.

 

Bibliografía

 

- Minuchin, S. (2009) Familias y terapia familiar. Barcelona: Gedisa

- Onnis, L. (1990) Terapia familiar de los trastornos psicosomáticos. Barcelona: Paidós

- Onnis, L. (2016) El tiempo congelado. Anorexia y bulimia entre individuo, familia y sociedad. Barcelona: Gedisa

 

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Gema García Marco

Gema García Marco

Psicóloga General Sanitaria. Máster en Psicología Clínica y de la Salud.

Máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria y Trastornos de Personalidad. Terapeuta EMDR, con especialización en EMDR y trastornos alimentarios. Terapia Familiar acreditada por la ATFCV.

Twitter: @gemapsico Facebook: gema.garciamarco Instagram: @gemapsico

Colaboradores

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