Síntomas digestivos en la recuperación de un trastorno de la conducta alimentaria

Escrito por  10 Dic 2020

Tus molestias digestivas tal vez sean sólo producto del proceso de realimentación.

Es común que, tras un periodo de inanición debido a un TCA y al inicio de la recuperación nutricional se puedan experimentar molestias gastrointestinales tales como hinchazón, estreñimiento, gases, nauseas, reflujo... Estos síntomas son tan diversos como frecuentes. El histórico de restricción dietética ha comprometido la salud de la persona y por tanto los procesos metabólicos y digestivos, los cuales necesitarán de un tiempo para sanar y normalizar.

 

Algunas razones de esos problemas digestivos

 

1. Cuando se restringen alimentos, tanto el metabolismo como la digestión se ralentizan. Es una respuesta de supervivencia del organismo: cuándo éste entiende que no llega energía de manera constante, ralentiza el vaciado gástrico; lo que significa que la comida permanece más tiempo en el estómago con la intención de conservar la mayor cantidad de energía. En el experimento de inanición de Minnessota se pudo comprobar que, a menor ingestión de energía, menores eran las evacuaciones; entendiendo así que el organismo trata de conservar más energía y maximizar la utilización de nutrientes para sobrevivir. Es una fase incómoda, no obstante la digestión y el metabolismo se acelerarán de nuevo cuando el organismo se sienta seguro de que la restricción ha terminado por completo y entienda que no se encuentra en un periodo de escasez.

 

2. Si se eliminan por completo algunos alimentos o grupos de alimentos como por ejemplo los lácteos, en el intestino hay una disminución de la actividad de las enzimas especificas que necesita para digerir estos alimentos; por lo que cuando se incorporan de nuevo pueden causar diversa sintomatología. Eso no tiene por qué ser siempre señal de una intolerancia, sino una señal de la “debilidad” del sistema digestivo cuando no ha recibido determinados alimentos durante un tiempo sostenido.

 

Algunos comportamientos como los vómitos o la ingesta de laxantes provocan daños en la microbiota intestinal, irritan el revestimiento del estómago y esófago; y destruyen las bacterias intestinales saludables; con lo que se pueden experimentar síntomas como el reflujo ácido, dolor de estómago, cambios en la evacuación o hinchazón.

 

3. Cuando la inanición es sostenida, el cuerpo no solo toma la energía de sus reservas de grasa para nutrir al cuerpo sino que toma prestada energía de todo el cuerpo: tejidos orgánicos,  tejido muscular, masa ósea. La masa muscular se va consumiendo y por tanto es normal que se puedan dar síntomas de malestar debido a la atrofia de los músculos del tracto gastrointestinal.

 

4. La restricción también afecta a las hormonas reguladoras del apetito: la grelina y la leptina, “desordenando” las señales de hambre y saciedad en las que, pongamos por ejemplo, uno se siente lleno pero a la vez siente hambre. Esto sucede porque el intestino manda la señal al cerebro de estar lleno pero a su vez, el sistema nervioso alerta que necesita más comida para restaurar el déficit energético presente. El cuerpo necesita restablecer y recuperar todos los sistemas que, aunque no se ven a simple vista, se han visto comprometidos durante la restricción. Todo esto requiere de mucha energía, por lo que es necesario que el organismo pueda recibir alimentos sin restricciones, esto significa comer de acuerdo al hambre física y mental - fenómeno que ocurre cuando el cerebro sabe que necesita comida nutricionalmente densa y a la vez hay un miedo a hacerlo - por lo que será importante ir entrenando el hecho de que no existen alimentos a los que temer.

 

5. En restricción el organismo entra en una situación de estrés, el cuerpo se prepara para ello: aumenta el cortisol en sangre, aumenta el ácido del estomago... produciendo así sintomatología diversa como indigestión, acidez, dolor de estomago, etc. Hay que tener en cuenta que en un TCA hay mucho estrés que proviene de la mente (auto juicios, autocritica...) añadiendo más estrés al que ya está presente debido a la inanición.

 

Los síntomas a menudo llevan a una confusión a la persona afectada y al dilema clínico en algunos profesionales, donde con facilidad se interpreta que algo puede estar fallando a nivel orgánico, abogando y fomentando una dieta de eliminación de algún tipo para tratar de lidiar con estos síntomas. Sin embargo, eliminar o limitar alimentos es realmente lo opuesto al objetivo de la terapia nutricional, ya que va a interferir en el proceso de rehabilitación nutricional. Ante sospechas es muy importante acudir al médico/ digestivo para que valore y realicen las pruebas pertinentes, ya que excluir alimentos del patrón alimentario sin tener un diagnóstico puede imponerse innecesariamente a toda una vida de restricciones que pueden perpetuarse  e influir en el proceso de recuperación del Trastorno de la Conducta Alimentaria.

 

Puntos clave

 

- Las intervenciones conductuales a nivel alimentario también apoyarán la salud digestiva con la intención de lidiar con la recuperación y la sintomatología. La introducción progresiva de alimentos que producen malestar necesita de consistencia y equilibrio, proporcionando al organismo un entorno con el que se vaya sintiendo seguro y protegido para que pueda empezar a reparar.

 

- Comer de forma suficiente, variada y con regularidad. El objetivo es incluir tantos alimentos como sea posible para lograr el bienestar físico, mental y emocional. En ocasiones, integrar el uso de enzimas digestivas o probióticos bien investigados puede ser de ayuda a nivel sintomatológico.

 

- Descansar lo suficiente. Significa asegurarse el dormir y descansar del ejercicio físico y/o movimiento compulsivo para que el cuerpo pueda utilizar la energía para sanar y restaurar. 

 

- Reducir estrés mental y físico. Agregar prácticas que ayuden a reducir los niveles de estrés. Desarrollar habilidades de afrontamiento para ir haciendo las paces con la comida y el cuerpo, e incluir prácticas de cuidado personal como la meditación, la respiración guiada, la lectura o las manualidades.

 

- Para transitar este proceso es importante acompañarte de un equipo terapéutico especializado: psicoterapeutas, médicos, diestistas-nutricionistas, profesionales de CAFYD, enfermería... están para ayudarte a trabajar emociones, barreras, bloqueos o exigencias en tu proceso de realimentación.

 

En definitiva, con una caja de herramientas personalizada, variada y creativa, es posible acompañar la recuperación de los Trastornos de la Conducta Alimentaria.

 

Bibliografía

 

Jáuregui-Lobera I, Santed MA, Bolaños Ríos P. Impact of functional dyspepsia on quality of life in eating disorder patients: the role of thought-shape fusion. Nutr Hosp. 2011;26(6):1363-71. https://www.redalyc.org/pdf/3092/309226774025.pdf

 

Abraham, S., & Kellow, J. (2011). Exploring eating disorder quality of life and functional gastrointestinal disorders among eating disorder patients. Journal of Psychosomatic Research, 70(4), 372–377. https://doi.org/10.1016/j.jpsychores.2010.11.009

 

Boyd, C., Abraham, S., & Kellow, J. (2010). Appearance and disappearance of functional gastrointestinal disorders in patients with eating disorders. Neurogastroenterology and Motility, 22(12), 1279–1283. https://doi.org/10.1111/j.1365-2982.2010.01576.x

 

Janssen, P. (2010). Can eating disorders cause functional gastrointestinal disorders? P. Janssen Eating and functional gastrointestinal disorders. Neurogastroenterology & Motility, 22(12), 1267–1269. https://doi.org/10.1111/j.1365-2982.2010.01621.x

 

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Carla Farre

Es Dietista – Nutricionista por la Universidad Rovira i Virgili de Reus, especializada en Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) por la Universidad de Barcelona. Tiene experiencia en el abordaje nutricional y acompañamiento de personas con una relación de tormento con el comer.

Es responsable del área de Nutrición y TCA en Psicotools, actividad que compagina con la consulta privada y con la divulgación mediante una mirada de Salud Integrativa.  

Instagram: carla_dnutricionista

Linkedin: Carla Farre Soria

 

Colaboradores

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