Claves para entender y afrontar el Síndrome de acomodación al abuso sexual infantil

Escrito por  24 Oct 2019

Todas las personas, en mayor o menor medida, hemos tenido algún episodio de no gustarnos físicamente.

Hay ocasiones en las que se pasa de no gustarnos en momentos puntuales, a odiar o despreciar todo lo corporal. Si se han sufrido abusos sexuales en la infancia, es bastante probable que se pase al segundo grupo con más facilidad.

 

Como ya comenté en un post anterior titulado "El abuso sexual en los trastornos alimentarios", los porcentajes de desórdenes alimentarios, o conductas alimentarias de riesgo, en personas que han sufrido ASI fluctúan entre el 10% y el 30%.

 

Las agresiones sexuales son sucesos traumáticos para los menores que pueden desencadenar efectos psicológicos negativos y dificultades interpersonales y de relación.

 

Se han realizado varias investigaciones intentando encontrar el nexo de unión entre ambos problemas, intentado correlacionarlo, por ejemplo con la edad del abuso, el grado de parentesco, la gravedad del mismo… sin llegar a datos concluyentes.

 

El mayor malestar que manifiestan las personas adultas que han vivido algún episodio de abuso sexual infantil, está relacionado con la reacción que obtuvo del entorno tras la revelación. Si fueron ignorados o incluso culpados y/o descalificados, sus problemas actuales tienden a ser mayores.

 

En 2011, A. V. Losada, en la investigación para su tesis doctoral, encontró que  un número muy significativo de pacientes con desórdenes alimentarios habían transitado las cinco etapas del denominado síndrome de acomodación al abuso sexual infantil.

 

¿Qué es el Síndrome de acomodación al abuso sexual infantil?

 

El síndrome de acomodación al abuso sexual infantil, (SAASI), fue descrito por Ronald Summit en 1983. Summit no pretendió crear un instrumento diagnóstico, en el sentido del síndrome del niño apaleado, que sí es utilizado para diagnosticar maltrato físico. Intentó crear un modelo explicativo y establecer un lenguaje común para los profesionales que trabajan con víctimas de abuso sexual infantil, que facilitara la comprensión de las reacciones típicas de las víctimas y sobre todo diera credibilidad a sus versiones.

 

Summit describió una secuencia característica que es transitada por las víctimas de abuso sexual crónico cometido por personas allegadas a la víctima.

 

El SAASI consta de cinco fases o estadios: (1) el secreto, (2) el desamparo, (3) el entrampamiento y acomodación, (4) la revelación tardía y no convincente, y (5) la retractación, que sería la piedra angular o punto de inflexión del síndrome, el cual marcará la gravedad y cronicidad de los síntomas.

 

1.- EL SECRETO

 

El menor, (en mayor medida las niñas) es manipulado, engañado, seducido, coaccionado, amenazado… para mantener el secreto.

 

Preparamos a nuestros hijos e hijas para tener cuidado con las personas extrañas, pero no lo hacemos para defenderse de las conocidas, cercanas y en las que se supone que confía.

 

El abusador presenta un panorama desolador si lo cuenta. No le creerán, su familia sufrirá daños… El secreto se mantiene desde el miedo a esas consecuencias, la culpa y la vergüenza.

 

2.- EL DESAMPARO o INDEFENSIÓN

 

Ningún menor está preparado para ser abusado sexualmente por un adulto, y menos si es de su confianza. Cuanto  más cercano sea este adulto, mayor sensación de traición, desprotección y confusión sentirá. Al no poder parar el abuso desiste y se abandona a su suerte. El retraimiento y la pasividad aumentan. Estos sentimientos de indefensión aprendida e impotencia, pueden generalizarse al resto de relaciones interpersonales y perdurar en el tiempo.

 

No hay que olvidar que el abuso supone un abuso de poder y eso dificulta que la víctima pida ayuda. Su mecanismo de supervivencia es la parálisis ante el desamparo.

 

3.- ENTRAMPAMIENTO Y ACOMODACIÓN

 

La víctima se encuentra atrapada en una ambivalencia continua. Por un lado no quiere los abusos y se siente culpable por no encontrar la manera de finalizarlos, y por otro, no puede zafarse de ellos. A parte de la indefensión, tiene miedo a que algo le pase a su familia si lo cuenta.

 

Ante esta disyuntiva, el niño o la niña asumen el abuso y se acomodan a ese escenario. No sin cierta culpa por su resignación a la situación para preservar de alguna manera la seguridad del hogar que el abusador se ha encargado de amenazar.

 

4.- DEVELAMIENTO TARDÍO, CONFLICTIVO O NO CONVINCENTE

 

No todos los casos de ASI salen a la luz. Algunos de los que salen lo hacen de manera tardía. Bien porque es la propia víctima la que logra armarse de valor y decírselo a alguien de confianza, bien porque es develado por alguna persona que valora los indicios como signos de alarma.

Se produce la crisis de desvelamiento.

 

En demasiadas ocasiones, las víctimas se encuentran con dudas sobre su veracidad, sospechas de que mienten. De repente ven como las amenazas del agresor de no ser creídos se cumplen. Para la mayoría de las personas el abuso sexual infantil les resulta tan inimaginable que les cuesta creerlo y lo toman como una fantasía del menor, o como una venganza.

 

El entorno puede ser una factor de resiliencia si apoya, o por el contrario un factor agravante y cristalizador de los síntomas.

 

Las víctimas, han perdido el control de su cuerpo hace tiempo, y ahora, lejos de recibir ayuda, se les culpa.

 

5.- RETRACTACIÓN

 

Ante la falta de apoyo y acompañamiento en su sufrimiento, la víctima descubre que las amenazas del abusador se cumplen, así que se retracta de la acusación en un intento de restaurar un ficticio equilibrio y por sentimientos de culpabilidad, vergüenza, confusión, o miedo.

 

Este movimiento, paradójicamente dará más credibilidad al abusador, añadiendo un nuevo acto de violencia al menor.

 

Consecuencias del SAASI

 

Cuando el entorno cree más la retractación que el mismo ASI, encamina a la víctima a mayores riesgos psicopatológicos, entre ellos las patologías alimentarias.

 

Un niño o niña que ha atravesado las fases del SAASI, es un menor vencido por el abusador y que ha insertado el ASI en su rutina. Ha sido cosificado. Es víctima de un daño disfrazado de cariño. Es una personita desposeída de modelos de cuidado que aprende a relacionarse consigo misma desde la desprotección, la falta de regulación emocional, la culpa por lo que les sucede, y la vergüenza.

 

Se crea una identidad fragmentada, marcada por la dificultad para integrar en una vivencia coherente las situaciones desestabilizadoras y de gran intensidad emocional.

 

Hay un abandono del propio cuerpo, similar a los desórdenes alimentarios. Lo detesta, se avergüenza, lo culpa, lo desprecia.

 

Los trastornos de la alimentación simbolizan una llamada de socorro que no se obtuvo cuando trató de pedir ayuda en el abuso.

 

No todas las víctimas de ASI recorren todas las fases del  síndrome de acomodación. Pero hay bastantes indicios que indican que aquellas que sí han sufrido el SAASI acaban desarrollando desórdenes alimentarios.

 

Claves de tratamiento del SAASI

 

La técnica no puede estar por encima de los pacientes. Tenemos que construir el entorno y el tipo de relación para que la persona se sienta segura para colaborar. Chequear continuamente si para ella o él está bien, respetar su ritmo. Ayudarles a incorporar una nueva narrativa de los hechos en la que se sientan legitimados, que obtengan la legitimación social que no encontraron. Desculpabilizarles, ya que ningún menor, insisto, ningún menor es responsable de haber sido abusado. Servirles de modelo de regulación emocional y de autocuidado. Validarles sus mecanismos de supervivenvencia, pues tuvo una función para ellos y ellas. No obstante, aquello pasó y hoy son otras personas.  Acompañarles a hacerles sentir seguros.

 

A modo de conclusión:

 

Hay muchas “puertas de entrada” o vulnerabilidades al desorden alimentario, es innegable que el haber sufrido abuso sexual infantil en la infancia, es uno de ellos. Por ello “se considera imprescindible el desarrollo de un programa de tratamiento para la comorbilidad entre el abuso sexual infantil y los trastornos de la alimentación, siguiendo el concepto de eclecticismo técnico, inspirado en Lazarus (1992). Se considera relevante que el profesional este abierto a la posibilidad de emplear lo mejor de cada enfoque y escuela para así atender mejor a las diversas necesidades de los pacientes” (Losada, 2013).

 

No todas las víctimas de ASI necesitarán psicoterapia, pero sí todas necesitarán ayuda, no proporcionársela tendrá consecuencias catastróficas.

 

Bibliografía 

 

Losada, A. V. (2011). Abuso sexual infantil y patologías alimentarias [en línea]. Tesis de Doctorado, Universidad Católica Argentina, Facultad de Psicología y Psicopedagogía. Disponible en:

http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/tesis/abuso-sexual-infantil-patologias-alimentarias.pdf

 

Losada, A., Saboya, D. (2013). Abuso sexual infantil, trastornos de la conducta alimentaria y su  tratamiento. Psicología, Conocimiento y Sociedad, 3(2), 102-134 Disponible en: http://revista.psico.edu.uy/index.php/revpsicologia/index

 

Imagen de portada de Foundry

 

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Mamen Bueno

Psicóloga sanitaria. Psicoterapeuta acreditada por la Asociación de Psicoterapia Humanista Integrativa y Counselling de España (APHICE).
Ha trabajado en la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres (CIMTM).
Fue miembro de Comité Técnico de la Estrategia Nacional de Salud Reproductiva y Sexual, del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.
Colabora con la Revista Mente Sana, elaborando artículos de divulgación de contenido psicológico.
Realiza talleres de Mindfulness para diferentes públicos.
Actualmente atiende en el Centro Terapéutico Gaztambide17 de Madrid.
 
Twitter: @Mama_Psicologa
Facebook: Mamen Bueno
Instagram: mamapsicologa

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