¿Son los atracones el reflejo de nuestro mundo interno?
Los atracones de comida se caracterizan por la presencia de la ingesta de grandes cantidades con la sensación de pérdida de control en poco tiempo, en solitario y con alimentos calóricos. Suelen estar relacionados con emociones como la tristeza, la vergüenza y la culpa.
Las principales causas suelen estar relacionadas con la realización de dietas muy restrictivas de forma habitual desde la adolescencia, aunque el atracón como tal suele comenzar en la edad adulta, como consecuencia de este vaivén en la alimentación y el efecto yoyó de dichas dietas.
Las oscilaciones del peso durante años pueden generar cambios metabólicos y hormonales de tal forma que los intentos posteriores para perder peso son mucho más difíciles. Las hormonas relacionadas con el hambre y la saciedad se encuentran alteradas. La ghrelina es una hormona que se encuentra en el estómago y es activada cuando el cerebro percibe y siente estrés, por lo tanto en ocasiones resulta difícil discernir cuándo se tiene hambre o se está bajo los efectos del estrés.
¿Como actúan las emociones?
La parte emocional juega un papel fundamental en el inicio y en el mantenimiento de los atracones y tiene una función de protección.
Desde la infancia se tienen experiencias positivas y negativas que pueden ser elaboradas y procesadas como parte de un crecimiento personal, o por el contrario, estancarse en una experiencia, una creencia o una emoción sobre nosotros mismos. La forma en la que el cerebro intenta buscar vías alternativas para evitar el sufrimiento, será la base de una futura parte de protección interna.
Recurrir a los atracones de comida puede ser la forma del cerebro de protegerse del rechazo y el abandono por parte de los demás, se podría hablar de un autosabotaje interno, y resulta paradójico porque a través de atracón se aumenta de peso y el rechazo físico puede fomentar la exposición cada vez menor a los demás, y las condiciones en las que se realiza el atracón además, es a escondidas y en solitario, entonces el efecto Pigmalión actuaría en estas circunstancias como forma consciente de temer el rechazo pero inconscientemente se rechazan a ellos mismos.
El mecanismo de defensa
El autosabotaje puede ser la forma que ha encontrado el cerebro de funcionar evitando el sufrimiento, pero a largo plazo no sólo mantiene el principal temor si no que lo intensifica. Esta parte puede contener creencias negativas sobre uno mismo que llevan ancladas desde hace años,“ No soy capaz de expresar un descuerdo” “me siento gorda” “ no me va a querer nadie”, cuando el cerebro recibe estos mensajes necesita hacer algo para evitar el sufrimiento y cada vez que puede sentirse en peligro o sentirse mejor, vuelve a realizar las rutinas conocidas para asegurarse el resultado.
Las principales emociones relacionadas con el inicio del autosabotaje podrían ser la tristeza, la rabia hacia uno mismo y la vergüenza. La identificación de los principales disparadores que movilizan el patrón de autosabotaje, sería crucial para determinar la forma de cambiarlo.
Los atracones se convierten en el brazo ejecutor de lo que ocurre en el mundo interno, pero tiene un poder adictivo, actuando como un reforzador negativo, esto quiere decir, cuando siento malestar como y alivio ese sentimiento de forma momentánea, buscando ese pequeño placer mitigando el dolor.
¿Como puedo hacer consciente mi inconsciente y poder trabajarlo?
- El miedo al fracaso, suele estar presente mucho más cuando se ha intentado cambiar en muchas ocasiones y no ha sido posible. Sería bueno que te plantearas cómo lo has hecho hasta ahora y qué aspectos tendrías que modificar o mantenerte firme para que puedan ser duraderos. Modificar la forma en la que mantienes diálogos internos, será determinante para llevarlo a la acción, dejarse “manipular” por esa parte que no quiere que sufras, ya sabes qué resultados conlleva, intenta convencerte que la aceptación y el cariño tiene que empezar por ti y no por los demás, y que mereces muchas oportunidades.
- Eliminar las dietas restrictivas y adaptar unos hábitos de alimentación saludables que permitan mantenerlo a largo plazo, evitando el efecto de yoyó. El metabolismo necesita trabajar de forma continuada y con poco esfuerzo, si tiene periodos de baja activación y otros de gran intensidad, se descompensará.
- Practica algún deporte que te motive, no a todos nos gusta lo mismo así que será preferible personificarlo para que el abandono no sea una opción fácil.
- Refuerza cada paso que des, desde pequeños aprendemos que lo que estamos haciendo está bien o mal en relación al nivel de tasas de refuerzos que obtenemos de los demás, por tanto, cuando aprendemos de nuevo a cuidarnos necesitamos el mismo mimo y dedicación, o si no lo hemos recibido permitirnos aprender de nuevo.
- Plantéate que el autocuidado físico es importante pero el emocional, es más, porque a través de éste podrás conseguir motivación, aprendizaje y superación.
- Si todo esto no es suficiente, recurre a un profesional que te sepa orientar y apoyar en este cambio, a menudo no es fácil recorrer un camino lleno de piedras sólo.