La doble vida de la Bulimia Nerviosa

Escrito por  19 Mar 2018

Empieza otro día, nada más levantarme, ya pienso en comida...

Relato breve desde los ojos de la dolencia de la bulimia:

 

Empieza otro día, nada más levantarme, ya pienso en comida. Me apresuro a tener tiempo suficiente para atiborrarme a desayunar. Sólo de pensarlo, me alivia. Hoy es Lunes, toca cambiar de ruta y pasar por la pastelería que está repleta de croissants y ensaimadas; comerlos sin control hasta sentirme desagradablemente llena. Hacerlo me anestesia. Lo difícil viene después para aparecer en la oficina como si nada hubiera pasado, con una explosión de emociones desagradables, mientras por dentro se me entumece el corazón y me invade el monstruo de la culpabilidad.

 

Me tiene que dar tiempo a vomitar, a evadirme en silencio, asearme con delicadeza y actuar con normalidad. Pero no es fácil cuando la culpa y la vergüenza por seguir haciendo esto se apoderan de mi conciencia. No puedo evitar seguir haciéndolo, es superior a mis fuerzas; tampoco soy capaz de contarlo.... ¿qué pensarían de mí “los míos” si les digo que vomito?

 

Me siento cada vez más fea y amargada, me desprecio, me maltrato….sigo vomitando… Y me pregunto: ¿hasta cuándo podré sostener esto?

 

Este relato ficticio narra en primera persona el inicio de un día en la vida de una persona que sufre y padece un problema alimentario conocido como bulimia nerviosa. Pero nada más allá de esta ficción, podría ser una descripción muy real de cómo actúa un individuo cuando la bulimia llama a su puerta y se acaba empoderando de su vida.

 

¿Qué debemos saber acerca de la bulimia nerviosa?

 

Tal y como pretende recrear este relato, las personas afectadas de bulimia nerviosa tienen un comportamiento alimentario disfuncional y una tendencia a mantener escondido el síntoma, el cual, en este tipo de trastorno alimentario, se caracteriza por episodios bulímicos de:

  1. Presencia de atracones recurrentes, que suelen ser premeditados.
  2. Su posterior compensación inadecuada con el vómito autoprovocado, mayoritariamente, entre otras medidas de eliminación.

 

De forma muy resumida, el origen de la bulimia, como el resto de los trastornos conducta alimentaria, es multicausal y emerge por la influencia de:

  1. Un contexto con múltiples factores precursores, desencadenantes y mantenedores.
  2. Un entorno multidimensional que acaba condicionando a prácticamente todas las áreas de la vida de la persona.

 

Pero en el caso de la bulimia, se pone de relieve una característica relevante donde los afectados/as, tratan de ocultar el síntoma pero a su vez, luchan por llevar una vida aparentemente normal de cara a los demás. Hasta incluso se esfuerzan por aparentar dicha normalidad que resulta ficticia porque mucho se aleja de la realidad y de la aceptación del trastorno alimentario que pide a gritos: ¡ayuda!

 

Esta “doble vida” permite que el trastorno se vaya manteniendo e instaurando en la vida diaria de tal manera que pueden mantenerlo incluso durante varios años, dificultando así recibir una intervención adecuada y transformando un problema alimentario en algo crónico que va a dificultar seriamente su completa curación.

 

Existe una gran reticencia a buscar ayuda y a asumir que existe un problema alimentario. La falta de conciencia de enfermedad se puede hacer extensivo no solo a bulimia si no a otros trastornos alimentarios. Pero reconocer que esta situación es insostenible abruma a la persona, les aterroriza y les paraliza, sintiendo así una sensación como si de un “salto al vacío” se tratara cuando deben decidir dar el paso y ponerse en manos de profesionales especializados.

 

“Lo admito: tengo un problema y necesito ayuda”. Es en este instante cuando la confianza se vuelve fundamental para lograr que sus actos de ahora en adelante, estén basados en la valentía, en la fe a sí mismas y a los demás y NO en su identidad de persona afectada de trastorno alimentario ( self o instauración del “yo” con trastorno alimentario)  

 

Pero hasta que llega este momento, la realidad es que muchos son los casos donde el trastorno sigue controlando y limitando sus vidas, provocando así un gran impacto sobre su estado de salud, tanto física como sobretodo emocional.

 

Los riesgos de mantener esta doble vida son múltiples, entre los cuales destacamos:

 

  • Dificultad para la detección temprana:

La negación y ocultación del síntoma y del problema alimentario en sí, dificulta que se pueda detectar de forma temprana, siendo ésto muy poco probable. Pero lo cierto es que una detección temprana garantiza un mejor pronóstico y mayor probabilidad de obtener un tratamiento más adecuado y oportuno. Con lo cual, debemos hacer especial incidencia en la importancia de llevar a cabo acciones informativas y psicoeducativas para que las propias personas que sufren este problema en silencio, puedan pedir ayuda cuanto antes.

 

  • Consecuencias sobre la salud física de mantener las conducta bulímicas:

Tanto el vómito recurrente como la presencia de atracones frecuentes conllevan una serie de problemas médicos que si se mantienen en el tiempo, se pueden convertir en dolencias crónicas sin posibilidad de revertir. Entre estas complicaciones destacamos:

  1. Lesiones físicas del paladar y del tracto superior del aparato digestivo
  2. Desequilibrios de electrolitos y minerales que pueden ocasionar, en casos más graves, una pérdida del buen funcionamiento de órganos importantes como el corazón, hígado o riñones.
  3. Afectaciones de la piel.
  4. Alteraciones dentales.

 

El hecho de recibir un tratamiento especializado a tiempo, conlleva que la conducta alimentaria se normalice lo antes posible y los síntomas bulímicos puedan revertir hasta eliminarse, con la consiguiente disminución del riesgo de aparición de complicaciones.

 

  • Falta de reconocimiento social, familiar o incluso profesional:

En ocasiones, quizás más frecuentemente de lo que pensamos, la persona que debuta con atracones o vomita lo hace con cierta frecuencia pero sin llegar a ser a diario y este hecho puede favorecer a que su entorno pueda llegar a normalizar este síntoma, ya sea:

  • Por no querer aceptarlo, en el caso de padres o cuidadores.
  • Por desestimar su importancia en el caso de un entorno social con su grupo de iguales donde no sean suficientemente conscientes del problema.

 

Reconocer e identificar las dificultades y conocer los límites hasta donde se considera “lo normal” resulta fundamental para prevenir riesgos mayores y garantizar una mejora.

 

  • Influencia de los medios de comunicación y redes sociales:

La falta de regulación de estas dos fuentes, especialmente los portales sociales y la publicidad, hace que existan realidades de personas muy influyentes que predican conductas de riesgo, como por ejemplo, celebrar sus triunfos con atracones de comida o compensar sus emociones más desagradables con vómitos autoinducidos.

 

Es por todo ello que resulta fundamental que las personas que tienen dicha dicho problema alimentario así como también su entorno más directo, sean conscientes de la importancia de recibir soporte psicológico a tiempo en casos  de alteración de la conducta alimentaria.

 

Y con este post se pretende visibilizar la realidad concreta de la bulimia nerviosa y la necesidad de desestigmatizar este problema psicológico, reconociendo que una ayuda a tiempo es garantía de éxito.

 

Bibliografía

 

1) Calvo Sagardoy, R. (2018). Trastornos de la conducta alimentaria. 2ª edición actualizada. FOCAD.

2) Raich, R.M. (2016). Anorexia, bulimia y otros trastornos alimentarios. Ediciones Pirámide.

3) Toro, J. (2004). Riesgo y causas de la anorexia nerviosa.

4) Martín, F.M. (2003). Manual de psicología clínica y de la : trastornos de la conducta alimentaria. Capítulo 14. 320-336. 

 

 

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Andrea Arroyo

Psicóloga y dietista-nutricionista clínica. Máster Oficial en nutrición y metabolismo con suficiencia investigadora y Máster Oficial en Psicologia General Sanitaria. 

Compagina la práctica clínica centrada en obesidad, trastornos de la conducta alimentaria y psiconutricion con su actividad como formadora y redactora de contenidos de salud.

Profesora-docente colaboradora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Creadora y coordinadora del Grupo de Trabajo titulado TCA y tratamiento psicológico de la obesidad, en el Colegio Oficial de Psicólogos de Catalunya (COPC).

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