Como seguro habéis escuchado, las familias no tienen la culpa del desarrollo de un TCA, pero pueden ser grandes aliados en la prevención y en el tratamiento (1); aunque a menudo se sienten perdidos y sin información suficiente (2) por cuestiones como esta que vamos a intentar resolver.
Entonces, ¿tengo que comer lo mismo que mi hij@ en recuperación de un TCA?
No, no tenéis que comer lo mismo.
Los pacientes con un TCA tienden a comparar su comida con la del resto de una forma automática, obsesiva (hasta el punto de poder llevar la cuenta de lo que han comido los seis comensales de una mesa) y sesgada (ignorando las diferencias en las necesidades, que los demás estén incluyendo más variedad de alimentos en ese momento o en otras comidas…); con el objetivo de lograr seguridad en “ser el que menos ha comido”.
En la desesperación por lograr que la persona afectada coma, sus seres queridos caen muchas veces en el “me comeré 6 galletas si hace falta con tal de que tú te comas 4”; y esto, aunque a priori si logre aumentar la ingesta en el paciente, no deja de ser aliarse con el TCA (además de poder generar problemas de salud en los cuidadores al desconectar de las señales de su cuerpo y de su autorregulación alimentaria; especialmente teniendo en cuenta que muchas veces las necesidades de renutrición de una persona atravesando un TCA pueden estar muy elevadas).
La recomendación aquí sería, junto a las pautas particulares indicadas para cada caso por el equipo profesional que asesore, dejar claro al paciente que “cada uno tenemos necesidades diferentes”. A veces resultará de ayuda explicarlo con un ejemplo diferente a la comida:
“-¿A que a tu móvil y al mío no les dura lo mismo la batería ni necesitan el mismo tiempo de carga? Tu cuerpo y el mío también tienen un metabolismo y unas necesidades diferentes….
-Pero ¡es que es muchísimo más lo que hay en mi plato!
-Sí, tu cuerpo no sólo necesita comer para vivir, sino también para repararse… Igual que tu móvil va a necesitar cargarse más si tiene que descargar e instalar muchas aplicaciones para funcionar bien…”
Entonces, ¿NO tengo que comer lo mismo que mi hij@ en recuperación de un TCA?
Idealmente sí debéis procurar comer DE lo mismo aunque no lo mismo.
El menú debería ser común para toda la familia (exceptuando que alguno tenga necesidades especiales por alguna patología o haya un alimento al que tienen mucha aversión), pero cada uno en sus cantidades. Este apartado va a ser un poco difícil de explicar sin aclarar antes qué es la COMPETENCIA ALIMENTARIA; esta comprende (3):
-ACTITUD ALIMENTARIA: se refiere a disfrutar, a sentirse cómodo y tranquilo comiendo; y a la hora de hacer elecciones para alimentarse (en oposición a las preocupaciones excesivas sobre la comida o el comer, por razones éticas, de salud, de disponibilidad, de estética… que resultan en el desarrollo de creencias y sentimientos distorsionados sobre la comida y pueden llevar a la búsqueda de patrones alimentarios fuera de la realidad de la persona, a un mayor insatisfacción corporal o al estigma y vergüenza por sus elecciones)
-ACEPTACIÓN ALIMENTARIA: implica el sentirse tranquilo ante la presencia de alimentos nuevos y mostrar interés o disposición a probar antes de juzgar, sentirse cómodo con las preferencias alimentarias individuales (incluido el reconocimiento de preferencias por alimentos ricos en azúcar, grasa, sal… o considerados no saludables), ser capaz de tomar decisiones de aceptar o rechazar alimentos ofrecidos sin restricciones, tener la capacidad de comer alimentos no preferidos si la situación lo exige o comer los favoritos sin culpa.
-REGULACIÓN INTERNA: es la habilidad de escuchar y entender nuestras propias señales de hambre, apetencia y saciedad. Es lo opuesto a la regulación externa (depender de señales externas sobre qué o cuánto comer: como dietas, clasificaciones de alimentos en buenos-malos o influencias de la publicidad), la cual a su vez es contraria a la aceptación alimentaria.
-HABILIDAD CONTEXTUAL: en este punto nos referiríamos a la disponibilidad de alimentos según el nivel socioeconómico y a las habilidades para organizarse y preparar las comidas.
Llevar al paciente hacia la competencia alimentaria es uno de los objetivos de la recuperación, pero a menudo y precisamente en el proceso en que su familiar está trabajando su relación con la comida, muchos cuidadores descubren que carecían ellos mismos de competencia alimentaria. La cultura de dieta (que nace de la insatisfacción corporal y de la equiparación de la salud y el éxito a un tipo de cuerpo concreto) nos vende la necesidad de controlar externamente (normas, restricciones, culpa) lo que comemos, y “está tan normalizada en nuestra sociedad que la consideramos normal”.
Algo que no ayuda en la recuperación de tu hijo y en su relación con comer pasta es que los padres o hermanos lo eviten “por considerar que engorda” (distinto a que alguno no pueda comer todos los tipos de pasta por ser celíaco).
Tampoco ayuda en la recuperación de tu hijo y en su relación con desayunar por la mañana es que los padres o hermanos se lo salten por “sumarse a la moda del ayuno intermitente para perder peso” (distinto a si alguno de sus padres es de esas personas que son incapaces de toda la vida de desayunar al levantarse y necesitan esperar un poco).
Ni ayuda a la recuperación de tu hijo oír en casa constantemente expresiones de culpa, compensación o juicios morales (como es usar la palabra “basura o porquería” para referirse a comida) ante determinados alimentos. De hecho, el que los padres “estén a dieta” (entendida como una restricción o normas externas de alimentación para modificar su cuerpo) es un impedimento demostrado para el resultado de los tratamientos en sus hijos (4). También comentarios y críticas constantes ante el propio cuerpo o el de otros, ya que estaríamos educando directa (fomentando o aplaudiendo) o indirectamente (a través del ejemplo) en estrategias de evitación o corrección de la apariencia; las cuales tienen una fuerte asociación con conductas alimentarias desordenadas como atracones o purgas (5).
Los mensajes descritos anteriormente por parte de la familia o entorno cercano no dejan de ser mensajes fundamentados en la presión por un cuerpo acorde a los cánones de belleza imperantes y la divulgación reduccionista y centrada en el peso de la nutrición (de nuevo, “cultura de dieta”). Por eso, es importante identificar esos mensajes que decimos (sin culparnos al ser también víctimas inconscientes de un sistema de creencias tan socialmente aceptado y promovido) para cambiarlos por otros que nos permitan acompañar a nuestro ser querido en su recuperación en lugar de frenarle.
Resumen
- La recuperación de un TCA se ve facilitada a nivel nutricional y mental cuando la familia comparte en la medida de lo posible un MISMO MENÚ, pero ADAPTANDO las cantidades a las necesidades de cada uno.
- La alimentación intuitiva, un concepto alrededor del cual hay muchos malentendidos y creencias erróneas pero que en realidad es muy similar a la competencia alimentaria, en los padres se asocia a mayores mejoras en sus hijos con TCA durante el tratamiento (6). Que los miembros de la familia aprovechen también la oportunidad para trabajar su relación con la comida (y muchas veces con su cuerpo) es una maravillosa forma de acompañar e impulsar el proceso de sus hijos.
- No olvidemos procurar que las comidas familiares sean momentos agradables, sin pantallas, con una conversación ligera (evitando debatir en estos momentos cuestiones alimentarias) y que el menú sea lo más parecido posible para todos es una forma de compartir, disfrutar y evitar discusiones.
Bibliografía
- Schaumberg K, Welch E, Breithaupt L, Hübel C, Baker JH, Munn-Chernoff MA, Yilmaz Z, Ehrlich S, Mustelin L, Ghaderi A, Hardaway AJ, Bulik-Sullivan EC, Hedman AM, Jangmo A, Nilsson IAK, Wiklund C, Yao S, Seidel M, Bulik CM. The Science Behind the Academy for Eating Disorders' Nine Truths About Eating Disorders. Eur Eat Disord Rev. 2017 Nov;25(6):432-450.
- Kocsis-Bogar, K., Ossege, M., Aigner, M., Wancata, J., & Friedrich, F. (2023). Involvement, depressive symptoms, and their associations with problems and unmet needs in caregivers of adult eating disorder patients. Eating and weight disorders : EWD, 28(1), 45.
- de Queiroz, F. L. N., Raposo, A., Han, H., Nader, M., Ariza-Montes, A., & Zandonadi, R. P. (2022). Eating Competence, Food Consumption and Health Outcomes: An Overview. International journal of environmental research and public health, 19(8), 4484.
- Duck, S. A., Guarda, A. S., & Schreyer, C. C. (2023). Parental dieting impacts inpatient treatment outcomes for adolescents with restrictive eating disorders. European eating disorders review : the journal of the Eating Disorders Association, 10.1002/erv.2977
- Bianchi D, Schinelli A, Fatta LM, Lonigro A, Lucidi F, Laghi F. Body image impact on quality of life and adolescents' binge eating: the indirect role of body image coping strategies. Eat Weight Disord. 2023 Sep 14;28(1):75.
- Nelson JD, Trojanowski PJ, Aarnio-Peterson CM, Fischer S, Adams L, Matthews A. Caregiver and adolescent intuitive eating behavior: associations with weight change during family-based treatment for anorexia nervosa. Eat Weight Disord. 2023 Mar 25;28(1):32.
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