Recuerdo la primera vez que traté a un chico con un trastorno alimentario, era el año 2002, un adolescente delgado llegaba a mi consulta con su madre. Venía derivado de un psiquiatra que le había diagnosticado depresión. El chico tenía un trastorno alimentario muy claro, había recibido un diagnóstico erróneo.
Esta situación de mal diagnóstico es más habitual de lo que nos gustaría en este tipo de trastornos en el caso del varón, y es el primer inconveniente que nos encontramos, aunque ahora un poco menos. Cuando llega a la consulta del médico, psiquiatra o psicólogo, un chico adolescente, delgado y que no come, se le atribuyen un montón de motivos para justificar su conducta (problemas en los estudios, o con amigos, o un desengaño amoroso…) que nada tienen que ver con los que se le darían a una chica con el mismo perfil (seguro que tiene anorexia). Esto hace que el diagnóstico de un trastorno alimentario en un varón pueda retrasarse.
Otro problema añadido es la dificultad que tiene para el chico acudir a tratamiento por un trastorno “de chicas”.
Hay que dejar claro que los chicos también se sienten física y mentalmente inseguros en el paso de la infancia a la adolescencia, pero por cuestiones culturales no manifiestan abiertamente esta insatisfacción.
Aspectos comunes y diferenciadores entre sexos
Las características de la anorexia y la bulimia en pacientes varones se parecen bastante a las de las chicas, aunque hay algunas diferencias.
Los aspectos clínicos son similares, con complicaciones físicas semejantes, excepto amenorrea (un síntoma ya eliminado del diagnóstico con el DSM 5). En el caso de los varones, pierden el deseo sexual, algo que ha sido relacionado con un descenso de testosterona.
Aunque en las estrategias alimentarias que utilizan coinciden mucho, existen algunos aspectos que se desarrollan con más frecuencia en los chicos. En el trastorno anoréxico, presentan una mayor tendencia al ayuno, enormes dificultades para comer con otras personas y engaños continuos acerca de la comida. En el trastorno bulímico, los atracones están más relacionados con el malestar psíquico y la insatisfacción corporal. Para eliminar la comida del atracón, utilizan más frecuentemente los laxantes o cualquier otro tipo de purgas, ayuno o ejercicio excesivo, más que los vómitos.
La edad de inicio suele ser más avanzada en los chicos, ya que en los varones se suele iniciar la anorexia a los 18-19 años. La incidencia es mucho mayor en chicas (80%-90%) que en chicos (10%-20%), aunque los casos de chicos han aumentado en los últimos años.
Las motivaciones para iniciar la pérdida de peso suelen ser diferentes. Lo más frecuente es que los varones estén obsesionados por evitar las burlas sobre su aspecto y traten de conseguir un cuerpo masculino ideal más que delgado, que les ayude a mejorar su rendimiento físico y deportivo, pudiendo obsesionarse con el gimnasio. La mayoría suele haber sufrido una etapa de sobrepeso anterior, en la cual se han reído de ellos.
Las zonas diana de insatisfacción corporal suelen ser muy distintas según el sexo, mientras las chicas suelen mostrar una mayor insatisfacción de cintura para abajo, es decir tienden a verse más cintura, más cadera y más piernas de lo que tienen. Esto es debido a que a las chicas socialmente se las presiona para que estén delgadas.
En los chicos la insatisfacción va más hacia arriba, no les gusta su barriga, sus brazos, su espalda. Ya que socialmente se les presiona para estar fuertes.
Hay varias teorías que apuntan a una mayor tasa de incidencia de anorexia masculina en homosexuales.
En una investigación realizada en la Universidad de Montreal, en la que se analizaron 24 estudios sobre 279 pacientes para identificar las diferencias entre sexos, se apunta a una mayor incidencia de anorexia entre homosexuales, quizá debido a la mayor preocupación por la apariencia física en la comunidad gay. Otra posible causa es que en la adolescencia se suele definir la orientación sexual, y el trastorno alimentario se convertiría en un refugio para evitar afrontar decisiones al respecto.
Es interesante observar como la respuesta al tratamiento en los chicos suele ser mejor en las primeras etapas.
“En los chicos la respuesta al tratamiento suele ser más rápida, sobre todo en la primera fase de la terapia, que es más conductual, en la que tratamos de conseguir que el paciente recupere una ingesta saludable y deje de comer en función de cómo se siente emocionalmente. Quizás tenga que ver este dato con que los hombres responden mejor a los mensajes más directos y concretos” Enric Armengol, psiquiatra Centro ABB.
Un dato curioso es que los chicos con anorexia, siendo muy perfeccionistas, no suelen tener un rendimiento académico tan bueno como las chicas.
En definitiva, los trastornos alimentarios en el varón existen y hay que diagnosticarlos y tratarlos de forma adecuada.
Bibliografía
Calvo, Rosa. (2002). Anorexia y Bulimia. Guía para padres, educadores y terapeutas. Planeta prácticos.
La anorexia masculina: ignorada, minoritaria y distinta. El país digital.