En ocasiones, la persona afectada evoluciona favorablemente de su enfermedad, ha dejado los vómitos, ha mejorado sensiblemente su alimentación en cuanto a cantidad y variedad de alimentos, ha normalizado su actividad, ha recuperado un peso y funcionamiento físico correcto, ha encontrado la alegría y deseo de hacer cosas; cuando, de repente, ocurre algo que hace que la recuperación se frene, las cosas vuelven para atrás, y se produce una recaída.
¿Qué cosas pueden precipitar una recaída?
- La persona afectada recupera peso, se empiece a ver más gorda, nota que no le cabe la ropa, la gente hace comentarios sobre su aspecto ("pues estás más llenita"); por todos estos motivos la persona con el trastorno podría asustarse y volver a restringir alimentos, a hacer un descomunal desgaste físico, a perder peso para reducir su ansiedad por la supuesta gordura, buscando verse delgada/o.
- Puede también producirse por acontecimientos vitales estresantes:
→ Cambio de domicilio.
→ Cambio de colegio, instituto, trabajo.
→ Cambio de ciudad.
→ Muerte de un familiar querido.
→ Desengaño amoroso.
→ Problemas de alguno de los padres, o en de los dos.
→ Problemas con los amigos.
→ Otras situaciones que no es capaz de afrontar y superar.
- Otro motivo son los comentarios de la gente que no le ve hace tiempo y dice que está más gorda, está mejor, está más guapa. Sobre esto quiero hacer una recomendación:
BASTA YA de decirle a la gente si está más gorda o más delgada cuando la vemos, porque detrás de ese cambio físico puede haber problemas emocionales o de salud. Mejor no digas nada.
- También hay épocas difíciles como la primavera y el verano en las que hay que enseñar más el cuerpo, empieza el bombardeo de cuerpos perfectos, y todo esto puede recrudecer la obsesión por adelgazar.
- La ausencia de seguimiento por parte de los profesionales, también puede provocar una recaída.
- Por otro lado, una excitación psíquica producida por una emoción positiva, puede provocar igualmente un desequilibrio emocional y el inicio de un descontrol alimentario.
Tengo que decir que no toda dificultad en el tratamiento, ni todo retroceso en la mejoría conseguida, se puede considerar una recaída. La paciente puede haberse recuperado de sus síntomas en un medio muy estructurado, muy protegido a nivel familiar, en el que no se ha dado ninguna situación de estrés. Y en el momento en el que todo cambia, y surgen las situaciones amenazantes, resurgen los comportamientos inadecuados y se inicia el retroceso.
Pautas para afrontar una recaída:
Primero, hay que entender que un desliz no es una recaída. Puede ser un mal día, un pequeño tropiezo, eso no significa que se vuelva otra vez a lo de antes.
Si hay una recaída, hay que acudir cuanto antes a tratamiento. Y seguir las pautas de los profesionales.
Hay que entender que forma parte del proceso de la enfermedad. Y tratar de mantener la calma, no te culpes, no lo vivas como un fracaso, sino como una oportunidad de aprendizaje.
Al final las cosas que nos pasan, o nos hunden o nos enseñan.
Por eso en tratamiento, vamos a descubrir juntos que podemos aprender de lo ocurrido para volver otra vez a la senda de la recuperación.