Las enseñanzas de nuestra comida

Escrito por  21 May 2018

La comida fue durante mucho tiempo una tortura para mí, hasta que empecé a verla como mi maestra.

Todos vivimos grandes experiencias en la vida que sirven para despertar y son un regalo si decidimos verlas. Cada persona vive distintas experiencias que le permiten autodescubrimiento y despertar: una muerte, una enfermedad, una adicción, una relación amorosa… y en muchas personas es la comida.

 

Nuestra forma de comer está aquí para algo. En nuestro caso, está aquí para traernos grandes enseñanzas.

 

Para mí la comida fue durante años un reflejo de mis miedos, expectativas, ego, perfeccionismo, confusión… y aún hoy en día sigue dándome grandes lecciones. Durante mucho tiempo, la comida era la única herramienta de la que disponía para gestionar lo que me ocurría por dentro y por fuera de mí.

 

En mis primeros años de la adolescencia, la comida era lo único que sentía que podía controlar. No aceptaba que la vida es cambio y que comenzaba una nueva etapa en mi vida. No aceptaba mi nuevo cuerpo: caderas anchas, mayor grasa en las piernas, el pecho…  El cambio suponía una amenaza. No aceptaba el cuerpo de mujer que se estaba desarrollando. Ahora sé que no era ni mi cuerpo ni la comida, sino que tenía miedo a esta nueva etapa en mi vida. Tenía miedo a ser juzgada. Tenía miedo a ser rechazada e incluso a llamar la atención de los demás. Todos mis compañeros/as estaban cambiando físicamente, y tenía miedo a no tener un cuerpo lo suficientemente bonito, a no ser lo suficientemente guapa y atractiva para los chicos de mi clase. La comida se convirtió en un falso instrumento de control, aunque en poco tiempo esto se reveló contra mí. Cuando toqué fondo, acepté que estaba poniendo en juego mi vida y pedí ayuda. Reconocí que el problema no era la comida, sino mi falta de autoestima y de confianza, entre otros motivos. Por entonces, fui a un terapeuta del que poco recuerdo. Sé que utilizaba técnicas por entonces innovadoras: meditación, lecturas, etc. Y después de 3 años de trabajo interno, conseguí profundizar en los verdaderos motivos de mi control sobre la comida.

 

Tiempo después la comida se convirtió en mi manera de gestionar la pérdida, mi mundo emocional. Después de 4 años con el que fue mi primer gran amor, rompimos. No sabía cómo gestionarlo. Me sentí sola, así que volví a una antigua estrategia: la comida. Quería llenar el vacío. Empecé a tener muchos antojos, comer sin hambre, comer en exceso… Hasta llegar al punto en que cualquier emoción, por leve que fuera, la ahogaba en comida de manera compulsiva. Comencé a sentir que otra vez necesitaba ayuda, que la comida no me estaba ayudando a resolver nada y incluso sentía que tenía control sobre mí.  Volví a contactar con una psicóloga y experta en nutrición y a  través del Mindfulness, comer con conciencia y ejercicios terapéuticos reestructuré mis creencias y aprendí nuevas estrategias de gestión emocional que no se limitaran a la comida. Fue muy revelador darme cuenta de que sí podía gestionar mis emociones de otra manera, que la comida no tenía poder sobre mí y que podía vivir con la tranquilidad  pues pasase lo que pasase, tenía estrategias y herramientas suficientes para hacerle frente de una manera funcional.

 

En todas estas experiencias, descubrí que el cambio se produce cuando observo lo que estoy haciendo, tomo consciencia de cómo me afecta  y decido revelar que enseñanza tiene la comida para mí en estos momentos. Decido tomar responsabilidad y dejar de llevarme por los automatismos.  Es ahí cuando confiar en guías, profesionales, lecturas o cualquier herramienta que creas que te puede ayudar cobra mucho valor. Es un proceso que requiere paciencia pero que esconde mucha satisfacción y autodescubrimiento.

 

Hoy en día, continuo con mi camino, aceptando que la vida está llena de altos y bajos, pero que debo tratarme de manera compasiva, profundizando en mi misma con humildad y aprendiendo estrategias de desarrollo personal a través de libros, actividades, familiares, amigos,  profesionales….  que me permitan disfrutar de todas las enseñanzas que tiene la vida para cada uno de nosotros.

 

Siempre me siento agradecida a todo lo que me pasó. Soy quien soy gracias a mis experiencias. Agradezco el haberme dado la oportunidad de profundizar y no haberme quedado en lo superficial. Agradezco haber buscado grandes profesionales que me escucharon y me acompañaron. Agradezco el haber descubierto la flexibilidad de mi mente.

 

Pero sobre todo, agradezco el dar el primer paso, sin duda el más difícil: descubrir qué quiere revelar mi forma de comer.

 

 

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Gloria Lorenzo

Terapeuta Ocupacional. Estudiante de grado de nutrición humana y dietética en Universidad Isabel I y Máster de Inteligencia Emocional por la UNED. 

Instagram: https://www.instagram.com/g.f.lorenzo/

 

Colaboradores

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