Hay siempre una cara menos visible (en algunos casos invisibles) con aspectos más profundos y enraizados en la personalidad de la paciente que son fruto de la historia de vida. Estos aspectos más profundos relacionados con el origen de los trastornos alimentarios pueden ser internos, como la desregulación emocional (dificultad de controlar las emociones ante algo que para otros es normal y cotidiano), la dificultad de expresión emocional, el perfeccionismo; o pueden ser externos con influencia interna, como abusos, figuras de apego negligentes (padres que educan con apatía, desbordados, con incapacidad de poner límites o que imponen una educación muy estricta), bullying, maltrato, duelos. Como en muchas ocasiones se ha comparado (acertadamente en mi opinión), los trastornos alimentarios son como un iceberg, con un 10% de parte visible y un 90% de parte oculta bajo el agua.
Intentar abordar el tratamiento de estos trastornos limitándonos a la parte visible es muy probable que de cómo resultado un tratamiento incompleto, con un alto índice de recaídas y frustrante, tanto para el paciente, como para la familia e incluso para el/los terapeutas.
¿Qué es el EMDR y cómo se aplica?
El abordaje EMDR (desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares) es el abordaje terapéutico que uso en mi práctica clínica con pacientes con trastornos alimentarios. Este abordaje es altamente recomendable en la medida que trabaja precisamente esas partes internas y ocultas relacionadas con los trastornos alimentarios con origen en la infancia y/o adolescencia de la paciente. Sucesos traumáticos que han ocurrido en la vida de las pacientes pueden estar íntimamente ligados con el origen y mantenimiento de los trastornos alimentarios. Algunos pueden ser relativamente fácil de ver (como un miedo irracional a engordar debido a sufrir acoso escolar en la infancia a causa del sobrepeso. Otros, no tanto (como unos padres que no han sabido educar en el manejo de emociones en la infancia dando lugar en el futuro en la paciente a manejar emociones como la ansiedad a través de restringir comida o de atracones).
La importancia del abordaje EMDR consiste en poder reprocesar aquellos eventos relacionados con los trastornos alimentarios de tal manera que estos eventos queden procesados adecuadamente perdiendo la carga negativa emocional y de autoconcepto negativo de las pacientes. Estos eventos o situaciones quedarían de esta manera desvinculados de los trastornos liberando a las pacientes de la solución patológica que son los trastornos alimentarios y que han cumplido una función de forma irracional.
Un buen tratamiento con EMDR pasa obligatoriamente por una buena conceptualización del caso, esto es saber identificar aquellos sucesos que en la paciente han podido influir, desencadenar y mantener un trastorno alimentario. Una vez trazada esta “hoja de ruta” (que siempre hay que mantenerla abierta a modificaciones según vaya progresando el proceso de la paciente) el siguiente paso sería dotar de estrategias y recursos para poder manejar situaciones desbordantes durante la terapia. Teniendo la conceptualización y los recursos anteriormente citados, comenzaríamos a aplicar el protocolo EMDR para reprocesar los eventos relacionados con el trastorno.Procesando el pasado (esa parte que no se ve del iceberg) veremos como la sintomatología presente se va reduciendo y podremos centrarnos directamente en estos aspectos presentes y residuales y trabajar sobre aquellos aspectos futuros que pudiesen provocar una recaída.
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