Uno de los errores más dañinos sobre la anorexia nerviosa es la visión de este trastorno como una “tontería de adolescentes”, una superficialidad transitoria de personas que no tienen nada peor por lo que preocuparse. Nada más lejos de la verdad. Lo peor es que esto no sólo genera incomprensión social hacia el problema sino que las mismas personas que lo padecen acaban dudando de sí mismas, escuchando a sus seres queridos decir “no entiendo cómo ha caído en esto, con lo inteligente que es”.
Lo primero que hay que entender es que caer en la anorexia no tiene que ver con la inteligencia sino con las emociones. Todos los seres humanos tenemos necesidades emocionales, y Anorexia (la llamaremos así porque no eres tú, es ese trastorno que se ha metido en tu vida) promete cubrirlas igual que una bolsa de “chuches” engaña el hambre.
"Así, Anorexia es a tus necesidades emocionales lo que las chucherías a tus necesidades nutricionales: las engaña, dándolas por cubiertas, dejándote después unas carencias terribles y un inmenso dolor" Laura Hernangómez
¿Qué promete Anorexia?
- Seguridad en tí misma. Éste es uno de los primeros sabores dulzones con los que te engaña, de dos formas: dándote sensación de control y sensación de capacidad y éxito por “al menos” conseguir mantener a raya tu alimentación… Pero el sabor no dura, y pronto la sensación de control se va sustituyendo por sentirte cada vez más controlada por la enfermedad y una sensación de descontrol en todas las demás áreas de tu vida. La sensación de capacidad va seguida de una amenaza de fracaso cada vez más constante, una autocrítica cada vez más feroz, un sentimiento de incapacidad cada vez más paralizante. Nunca es suficiente para Anorexia.
- Autoestima. De forma similar a la anterior, Anorexia tiñe de un dulce engaño el adelgazamiento: “cuando haya perdido esos kilos/cuando llegue a este peso, me aceptaré”. Crees que te querrás cuando consigas ese logro, pero lo cierto es que Anorexia es una doña Perfecta hiper-exigente para la que nada es suficiente. A veces te podrá dar la impresión de que estás a punto de llegar...pero es imposible, el criterio cambia cada vez, en un juego cruel por tramposo, adictivo y, sobre todo, peligroso. Incluso si piensas que eso no te va a pasar, que sólo necesitas esos “X” kilos y pararás: ¿aceptarías que alguien te dijera “te querré cuando peses X”? ¡¿Qué tipo de amor y aceptación sería ése?! ¿Por qué lo aceptas de esa voz interior?
- Ser diferente, especial. Esta chuche es uno de los mayores timos, porque promete darte ¡lo que tú ya tienes! Voy a pedirte un ejercicio un poco difícil. Piensa en el día de tu funeral. Observa las caras, escucha lo que dicen de ti… ¿Crees que recordarán cuantos kilos perdiste, los sobresalientes que sacaste o las medallas que ganaste? ¿Piensas que echarán de menos tus logros? Ya te anticipo que no: te echarán de menos a tí, sonreirán entre lágrimas recordando el mal humor que gastabas por las mañanas, añorarán ese estilo tan tuyo de hacer algunas cosas, llorarán evocando aquella ocasión que compartisteis juntos y que, sólo por el hecho de estar juntos, se convirtió en especial. Lo que te hace especial no es tu físico. Ni siquiera tus logros, aunque éstos sean admirados. Ni siquiera tu generosidad extrema, si es el caso. Lo que de verdad te hace especial es esa combinación única que te hace ser tú y no otra persona.
- Mejorar tus relaciones con los demás. A veces, entre las dulces promesas de Anorexia, está la de mejorar tus relaciones: parecer más atractiva/o, más popular… o a veces, “por lo menos”, evitar las críticas dañinas, los insultos, las burlas. Anorexia se confunde de nuevo porque el núcleo del problema de las críticas destructivas no está en quien las recibe, sino en quien las hace. Si recibiste insultos, no fue tu culpa. Si quieres mejorar un aspecto de ti misma/o, por favor que sea porque tú lo deseas así, no por evitar el juicio de otros que, no encontrándose a gusto consigo mismos, se dedican a descargar su agresividad con los que perciben más sensibles a sus críticas. Por otra parte, la popularidad o el atractivo es otra chuche poco nutritiva para el corazón…nos da un gustito dulce pero transitorio, pero si no tenemos más que eso, acabamos doloridos por el hambre y el vacío. Necesitas personas que te quieran y acepten incondicionalmente, y a las que tú quieras y aceptes incondicionalmente: personas que, conociendo nuestros peores defectos, nos sigan queriendo a pesar de todo (observación importante: amar incondicionalmente no significa no enfadarse).
- Sensación de fortaleza e independencia. El sabor de esta sensación es como si no necesitaras a nadie más que a ti misma/o. Al principio, Anorexia es tu mundo, lo que tú controlas totalmente, donde te sientes fuerte y poderosa/o. Pero esa fortaleza se basa en una mentira: en la negación de tus necesidades físicas y emocionales. Y como mentira que es, no se puede sujetar mucho tiempo. Anorexia hace trampas para satisfacer la necesidad del otro sin renunciar a su pretendida independencia: consigue tener a muchas personas pendientes de ti a través de los síntomas porque ¿qué autonomía real puede tener una persona que en este momento no sabe cuidarse? También puede hacer trampas para satisfacer la necesidad de alimento y disfrute con la alimentación a través de los atracones y vómitos. Todo trampas, como puedes observar. Un círculo vicioso que no te alimenta.
- Infancia eterna. En las primeras décadas de investigación, a Anorexia se la llamó el síndrome de Peter Pan precisamente por esta chuchería: promete llevarte al País de Nunca Jamás y no crecer nunca. Así te quitarías muchas preocupaciones: hacerte cargo de tu vida, tu futuro, tus decisiones –y tus errores-, de tus relaciones y sus conflictos, de tu sexualidad… Sin embargo, la vida a tu alrededor no se detiene y pronto el sinsabor de sentirte paralizada/o sabe más amargo que todos esos miedos que evitas.
- Autocastigo. El alivio de culpa es una golosina amarga, pero golosina al fin y al cabo. Anorexia-doña Perfecta puede acabar criticándote cada paso que das, cada pensamiento que tienes, cada emoción que sientes. Y te parecerá entonces que la única manera de aliviar el sentimiento de culpa es el autocastigo: sacrificarte más, esforzarte más, torturarte más. No lo es. La raíz de esta tortura está en esa forma de crítica. El autocastigo no hará más que acentuar más el problema. ¡Detenla cuanto antes!
Anorexia te puede haber enganchado con una de estas chuches, con varias, con todas, con otras que no están en este listado… Pero lo importante es ser consciente de que tus necesidades emocionales pueden tener otra respuesta distinta, más sana, más plena, más nutritiva, que requiere esfuerzo y dolor a corto plazo, pero mucho menos sufrimiento a largo plazo. ¿Te animas a buscarla?