Te pongo en situación. Imagínate a una familia que tiene una hija/o con un trastorno alimentario. La persona que tiene la enfermedad llega a casa después del instituto y lo primero que pregunta es: "¿No me digas que hay garbanzos? Odio los garbanzos!! Parece que me quieres fastidiar el día. Todas las semanas la misma discusión y no aprendes..."
Ésta sería un ejemplo de lo que se encuentran las familias de personas con Trastornos Alimentarios día a día a la hora de las comidas, y si se hacen 5 comidas al día...
Es una situación agotadora para las familias que tienen que estar escuchando esta retahíla de quejas continuamente. También es muy agobiante para la propia persona afectada que tiene la voz de la obsesión continuamente en su cabeza, que le dice que tiene que defenderse de sus padres que quieren engordarla/o.
Ante esta situación, muchos padres entran en la discusión de forma más o menos agresiva, se enfadan, se callan, se van, y un sinfín de comportamientos en un momento de máxima tensión.
¿Qué hacer para manejar esta situación en la que la obsesión parece tener voz?
La radio del jefe
Tengo que reconocer que me encantan las metáforas, los cuentos y las historias. Es una fantástica manera de llegar a cambiar un comportamiento sin generar sentimiento de culpa o de intromisión, de desactivar la parte racional y abrir la caja de las emociones.
Unas veces en terapia individual o grupal (con familias) cuento una historia que he leído y otras, la mayoría me invento metáforas sobre la marcha.
Así que ahí va mi historia de la radio del jefe para facilitar el manejo de esta situación.
Imagínate que tu jefe/a suele poner la radio todas las mañanas. Cuando llegas al trabajo te encuentras la radio puesta, y siempre es la misma emisora, donde ponen una música que no te gusta nada.
¿Qué es lo que haces ante esta situación?
No te queda otra que aguantarte y hacer tu trabajo. Al principio te agobia bastante, pero llega un momento en que no te molesta, no la escuchas, y puedes estar centrado en tu trabajo. Es como si no estuviera puesta. Ya no le prestas atención y es como un ruido de fondo.
Por tanto, cada vez que tu familiar enfermo empiece con las quejas sobre la comida, tendrás que pensar que ya se ha encendido la radio del jefe/a, y tienes que centrarte en lo que estás haciendo, no te pongas a discutir con la radio porque te volverás loco.
Acepta aquello que no puedes cambiar y respira.