Las personas con trastornos de la conducta alimentaria a menudo tienen hábitos alimentarios inadecuados y patrones de alimentación desajustados. En función del tipo de trastorno de la conducta alimentaria, se pueden dar multiplicidad de situaciones diferentes, entre las cuales podemos encontrar desde extremos de excesos alimentarios y sobre-ingesta, que suelen ser de alimentos insanos, o bien restricciones alimentarias, que según el grado en el que estén presentes, pueden comprometer la salud de la persona afectada y su estado nutricional en mayor o menor medida, hasta conllevar serios riesgos.
Objetivos de la educación nutricional
Frente a esta realidad, existe un motivo de peso para afirmar que los individuos con esta problemática requieren de una re-educación nutricional adaptada en proporción, variedad y frecuencia de alimentos, o con intervenciones más específicas según el tipo de TCA. En este punto conviene diferenciar y aclarar que el concepto de educación nutricional no debe confundirse con el concepto de información nutricional. Las personas que sufren un TCA deben recibir información nutricional pero además, deben llevar a cabo un proceso propio de re-educarse y modificar el comportamiento, cuyos objetivos se centren en:
- Tener en cuenta la educación individualizada puesto que todas las personas somos diferentes. No es aconsejable seguir estándares comunes.
- Normalizar los patrones y conductas alimentarios respetando factores culturales o sociales.
- Lograr un estado nutricional adecuado a las características de la persona.
- Poner énfasis en la importancia de desarrollar unos hábitos y un estilo de vida saludables.
Una correcta alimentación va a facilitar que la mente esté lúcida y capacitada para querer curarse del TCA. Andrea Arroyo
Además, cabe tener en cuenta que a la hora de aplicar un counselling o consejo nutricional, éste puede resultar de gran utilidad si se engloba como tratamiento suplementario dentro del marco integral del propio tratamiento, junto con otras modalidades terapéuticas, cuyos objetivos se centran en otros aspectos como por ejemplo:
- Miedos.
- Actitudes frente a la comida.
- Emociones.
- Pensamientos distorsionados.
Beneficios de la educación nutricional
De esta manera, el propio proceso de la educación nutricional comporta grandes beneficios sobre la persona afectada:
- Estimula que el enfermo adquiera criterio personal entorno a la alimentación y a las preferencias alimentarias.
- Permite normalizar el placer de la comida sin olvidar que la principal función del alimento es la de nutrirnos.
- Ayuda a elaborar juicio propio y aplicar el sentido común en los entornos sociales y familiares en cuanto a los aspectos y situaciones relacionados con la alimentación.
- Fomenta la autonomía y el autocuidado del paciente frente a su propia alimentación.
- Favorece que el paciente tenga mayor capacidad crítica para juzgar los estímulos del ambiente social que nos rodea: publicidad, marketing alimentario, productos insanos, etc… Del mismo modo, la educación nutricional va a facilitar que la persona sea mucho menos vulnerable frente a situaciones de riesgo como anuncios o propuestas no saludables.
- Promueve la prevención de recaídas del propio trastorno y que no se cronifique.
Todos los cambios logrados en beneficio de una mejora de la alimentación del paciente también van a ejercer un efecto potenciador frente a otros cambios de mejora de la propia enfermedad del TCA:
- Si garantizamos un cambio de hábitos dietéticos, hay mayor seguridad de que se darán otros cambios a favor de la curación de la enfermedad como el aumento de consciencia de enfermedad.
- Si el paciente acepta un cambio de alimentación y la familia lo acoge de la misma manera, estamos garantizando también una mayor eficacia del tratamiento psicológico y la adhesión al mismo.
Por tanto, con la educación nutricional se pretende orientar a la persona afectada y a la familia respecto de la conducta a seguir e incrementar la motivación del paciente para que coopere y participe en el tratamiento.
El propio proceso de la educación nutricional implica a su vez:
- Una aceptación de hábitos alimentarios saludables.
- La adecuación de la propia cultura y actitudes alimentarias.
- El aprendizaje para hacer elecciones alimentarias adecuadas.
Bibliografía
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