Eran tiempos de educación secundaria, cuando vivía en Plasencia. Con los miedos e inseguridades de la adolescencia.
Ella, sentada en un bordillo frente a un parque, yo de pie con el resto de la clase de secundaria, y la pareja o expareja de la chica que estaba sentada, en ese momento estaba de pie molestándola.
Le dije que la dejara tranquila, que no quería hablar con él. Y unos segundos más tarde sin mediar palabra, el novio me propinó un tremendo puñetazo en la cara. Poco después varias personas vinieron hacia mí para que no le devolviera el golpe. La verdad es que no iba a hacerlo, me quedé paralizado, no reaccioné.
Un poco más tarde el chico que me había pegado vino a pedirme disculpas y yo las acepté.
Después me di cuenta de que me había desviado el tabique nasal, me había dejado la nariz torcida!!, vaya golpe!!, y ¿ahora qué?
Pues nada, ahora tocaba acostumbrarse a la nueva realidad...
Posteriormente, algún balonazo en la cara jugando a baloncesto pudo también terminar de fastidiar el tabique...
En alguna ocasión me he planteado si había merecido la pena involucrarme en esta situación. Me había metido en una discusión de pareja que no iba conmigo y eso me había provocado un defecto físico que me acompañaría siempre.
Y mi respuesta siempre es la misma. Detrás de ese defecto está la historia de mi caracter, de mis valores. Actué porque me parecía una situación injusta. Y si no actuaramos ante situaciones injustas por miedo a las consecuencias, no haríamos nada. Cada uno iría por su lado y nadie ayudaría a nadie. Me siento orgulloso de los valores que demostré. Al final, la nariz no es tan importante, los valores sí.
Tal vez tienes algún defecto físico o alguna parte de tu cuerpo que no te gusta. ¿Sabes de dónde viene? ¿Cuál es la historia de tus defectos?
Puede que haya sido tras un accidente, que cogiste mucho peso.
O tienes las mismas caderas que tiene tu madre, que es la persona más importante en tu vida, y no te preocupa el tamaño de sus caderas sino su manera de quererte.
Quizá un desengaño amoroso, que te hizo tanto daño que empezaste a odiarte y a rechazar tu figura corporal.
Para hacer las paces con tu cuerpo, te ayudará reflexionar sobre la historia que hay detrás de tus defectos, de aquello que no te gusta de tu físico.
Después, puedes conectar con los valores que están detrás de ese relato. ¿Qué es lo que te enseñó de ti esa historia? ¿Por qué es importante eso en tu vida?.
De esta forma podrás tener una relación diferente, más sana, más humana, con las partes que no te gustan de tu cuerpo. Recuerda que aquello que no te gusta de ti podría salvarte la vida.
Puedes contarnos cuál es la historia de tus defectos en twitter con el hasthag #HistoriaDefectos o en facebook.