Buscaba entender y ayudar a mi hijo en aquellos momentos de desregulación emocional (pataletas).
Cuando lo leí, me acorde de mis pacientes con Trastornos de la conducta alimentaria y Trastornos límite de la personalidad y de sus familias. Pude darme cuenta de que era una herramienta sencilla a la par que muy útil como instrumento psicoeducativo.
Daniel Siegel utiliza la metáfora de la Casa del Cerebro para explicar los motivos de la desregulación emocional en los niños.
Él explica como nuestro cerebro es una casa de dos pisos. El piso de arriba es el cerebro racional: El que toma las decisiones y resuelve los problemas, formado por la corteza y más en concreto el área prefrontal media.
El piso de abajo es el cerebro emocional “el que siente”, la planta baja incluye el tronco cerebral y el sistema límbico.
Habitualmente ambos pisos están comunicados por una escalera, lo que permite la integración cerebral, es decir que la persona pueda tomar decisiones y a la vez regular la intensidad de las emociones para que éstas no le intercedan en los procesos de pensamiento.
Cuando el nivel de desregulación emocional es muy elevado la escalera desaparece y el piso de arriba y el de abajo dejan de comunicarse tomando el control el piso inferior, es decir, las emociones, especialmente el miedo y la ira.
Los pacientes con TCA y TLP sobre todo en la adolescencia y principio de la edad adulta siguen teniendo grandes dificultades para la regulación emocional y la metáfora de la casa del cerebro les ayuda a entender de manera sencilla lo que ocurre en situaciones de crisis.
La intervención con los pacientes es como volver a poner la escalera (regulación emocional), bien pidiendo ayuda (coregulación) o bien usando estrategias uno mismo (autoregulación), es una manera eficaz de buscar soluciones que sustituyan a las conductas problema: Atracones, vómitos, conductas restrictivas, etc.
A los pacientes les explico que no todas las personas a su alrededor tienen los mismos conocimientos de” albañilería emocional” y que volver a conectar los pisos requiere saber elegir con quién coregularse.
A menudo acuden a sus familiares para que les ayuden en situaciones de crisis por la vinculación dependiente que tienen con los mismos, aunque reciban un mensaje invalidante que incluso agrave la situación previa (afectando a la cimentación de la casa).
Las estrategias de autorregulación se trabajan intentando buscar sustituir las conductas problema por otras conductas no dañinas para el paciente.
Habitualmente la tendencia de los pacientes es buscar actividades que les ayuden a desfocalizar la atención de lo que están sintiendo, en ocasiones consiguen que esto sea eficaz, aunque de forma temporal porque no estamos afrontando el problema que generó esas emociones. Otras veces, cuanto más se prohíben pensar o sentir, mayor es el malestar emocional.
Por ello, para que la escalera se una de manera firme y los pisos puedan comunicarse, deberemos explicarle al paciente que parte del trabajo de regulación emocional pasa por:
- Identificar la emoción y ponerle nombre.
- Localizar donde la sentimos: ¿Qué hambre necesito cubrir?
- Aceptar que la estamos sintiendo y no juzgarnos por ello.
- Buscar herramientas que nos ayuden a minimizar su intensidad, duración y aumentar su tolerancia.
- Y finalmente no aferrarnos a la emoción y dejarla marchar.
Bibliografía
Siegel. D, Payne. T. (2016). El cerebro del niño. Barcelona: Ed. Alba.
González. A (2020). Lo bueno de tener un mal día. Barcelona: Ed. Planeta