El confinamiento ha quedado atrás, o eso parece; aunque los actuales rebrotes, llevan a retroceder y volver a confinamientos parciales o a zonas confinadas.
Ahora damos la bienvenida a una nueva era cargada de dosis de telemedicina, de información inmediata, de relaciones on-line, y un sinfín de cambios que “salvan” distancias físicas de forma segura.
Hoy queremos hablar de los “empachos” de la era digital, agudizados por la situación vivida de la pandemia. Nos preguntamos cómo puede afectar a las personas vulnerables de padecer un trastorno de la conducta alimentaria o a aquellas que ya lo padecen, el aluvión de sobre-estímulos de información que se comparte hoy en día sobre alimentación, cuerpo, tallas, diversidad e imagen corporal.
Te invitamos a reflexionar sobre ¿cómo reciben estas afectadas los cientos de mensajes que circulan especialmente por internet y redes sociales. ¿Cómo los interioriza cada persona con el mundo interior particular de cada una de ellas? ¿Qué impacto puede tener en sus vidas?
“Más de una vez en consulta, comparto el tema de redes sociales con las personas que acompaño. Las experiencias que oigo en el espacio terapéutico, en ocasiones me llevan a formular la siguiente pregunta:
¿Te has preguntado alguna vez qué te despierta una foto de instagram llena de bolas de helado? Las respuestas son si cabe, interesantes: mucha confusión me responden muchas de ellas, falta de objetividad algunas otras, y sobretodo, la mayoría responden con otra pregunta: Y ahora, ¿A quién hago caso? ¿Qué es bueno y qué es malo?" Andrea Arroyo
Si te sientes identificada con esta ambivalencia que tanto caracteriza a los que viven cerca de un problema alimentario, ¡sigue leyendo!
Las redes sociales saben hacerse escuchar de forma muy hábil y pueden llegar a hacer mucho ruido dentro de nosotros. Este volumen alto de ruido para nuestros oídos, puede resultar muy molesto si se vuelve repetitivo y obsesivo, provocando en nosotros un malestar significativo y una sensación de agobio, desasosiego y ahogo que afecta a nuestra vida diaria.
Los empachos por sobreinformación
Las cuentas que sigues de redes sociales, las cosas que lees, pueden generar malestar, con lo que es conveniente que revises 3 aspectos principales de tu dieta informativa para no caer en:
Una comilona de sobre-información sobre alimentación puede hacerme alterar mi patrón alimentario de forma más restrictiva, o de forma más compulsiva.
Y no sólo eso, nuestros amigos influyen en nuestros hábitos alimentarios. Según un estudio de la universidad inglesa de Aston, publicado por la revista Appetite recientemente, realizado con una muestra de 369 estudiantes universitarios, en la que se analizaron las comidas que consumían sus amigos y cuyas fotos eran publicadas en Facebook. Se concluyó que las normas percibidas respecto a la alimentación, la aprobación social, el agrado y frecuencia de consumo, podía predecir el consumo de frutas y verduras, de bocadillos, bebidas azucaradas y comida más calórica. Aunque no podía predecir el IMC, salvo cuando el estilo de alimentación se asociaba al comer emocional.
En definitiva, que lo que comen las personas que seguimos en redes sociales puede influir en nuestros hábitos de consumo. (Hawkings, L. K. Farrow, C. Thomas J. M. 2020)
Un extra de estímulos de cuerpos estupendos de personas influyentes con muchos likes y seguidores, puede generar insatisfacción corporal.
Hay muchos estudios que hablan de la relación entre esa continua exposición a cuerpos socialmente aceptados e insatisfacción corporal por las comparaciones.
Un empacho de ejercicio físico. Estar continuamente expuestos a personas haciendo ejercicio, puede generar una obsesión por hacer ejercicio y un malestar si no se cumple esas normas autoimpuestas.
Como dice nuestra admirada compañera Sara Tabares: “El ejercicio es salud, no un castigo”.
¿Sigues a las personas adecuadas en redes sociales?
Pero hay otro problema aún mayor que es la capacitación de personas que dan consejos de salud (sobre nutrición, ejercicio físico, salud mental).
Cada vez hay más personas influyentes que dan consejos de todo tipo, sin apenas formación, ni actualización. Eso puede influir en que puedas hacer cosas, pensando que lo estás haciendo bien, que no son sanas, o simplemente que no son para ti.
6 propuestas para no empacharte de sobreinformación
- No tienes que leerlo todo. Sigue a algunas cuentas que te ayuden a tener un estilo de vida saludable sin obsesiones, ni rigidez.
- No tienes que hacerlo perfecto. Como explicó brillantemente nuestra querida compañera Mamen Bueno en un genial post titulado suficientemente bueno y suficientemente saludable.
- No te obsesiones con un tema. Diversifica. Sigue cuentas variadas no sólo del mismo tema, de lo contrario sólo pensarás en esa área de conocimiento (nutrición, ejercicio, psicología, moda…).
- No tienes que parecerte a nadie. Lo importante es que te reconozcas en tus variaciones físicas producidas el paso del tiempo, cambios hormonales, embarazos, lesiones, estrés
- Muestra lo que sabes, tus intereses. No te fijes tanto en tu pose o tu forma corporal, ya que es lo que menos importa. Sé una gentil anfitriona de tu cuerpo.
- Revisa la formación del profesional que da consejos de salud. Podría ser un influencer sin capacitación que puede generar más problema que solución.
"Que una cuenta de redes sociales tenga muchos seguidores o muchos likes no convierte una recomendación de salud en verdadera" M. Antolín